El Salvador ha comenzado un proceso de transformación frente a la violencia que muchísimos seres vivos han experimentado por décadas. La labor de esta unidad es titánica, y radica en atender las denuncias por incumplimiento de la ley, las que recibe desde las municipalidades correspondientes (o las deriva a ellas) y les da seguimiento.
Nuestra autónoma busca que todo acto de crueldad sea castigado, pero, sobre todo, confía que todo salvadoreño denuncie responsablemente –en la alcaldía correspondiente- cualquier acto que cause sufrimiento innecesario, lesión o muerte a un animal, cimentando una cultura de cero tolerancia ante la violencia hacia perros, gatos, hámsters, conejos, entre otros ejemplares.
La Gerencia Operativa no solo está en el territorio, supervisando que estas denuncias de maltrato y abandono tengan una resolución apegada a la normativa, sino que también capacitan a las municipalidades sobre el accionar legal frente a abusos, violencia, negligencia animal o desastres provocados por el hombre en los que los animales están en riesgo.
A través de la intervención de este importante equipo, muchos peluditos han tenido una segunda oportunidad, y se sientan precedentes históricos sobre aquellos individuos que han vulnerado a un animal de compañía o intentarán hacerlo.
