El Instituto de Bienestar Animal inició la madrugada de este 13 de septiembre el traslado del primer grupo de animales del ex-Parque Zoológico Nacional con el fin de cumplir uno de los máximos objetivos de esta autónoma: otorgar un ciclo de vida digno a ejemplares silvestres en cautiverio. Y este es el comienzo de esta enorme y compleja tarea.
Durante más de un mes, el equipo veterinario trabajó en el acoplamiento de 39 aves —20 patos indios, ocho pichiches, cuatro patos canadienses, tres gansos, dos pelícanos, un pato pequinés y una gallina guinea— para que pudieran aclimatarse de la mejor manera en su nuevo hogar: las amplias instalaciones de una empresa privada situada en zona costera de Occidente.
De acuerdo con el presidente de la autónoma, el Dr. Javier Vásquez, la elección de este espacio se dio por las excelentes condiciones del área que habitará este grupo de aves, en específico por su extensa laguna artificial, donde podrán nadar, así como pasearse libremente, sin jaulas.
“Para Bienestar Animal es un tema (la reubicación) difícil, porque no es soltar y ya. A parte de cumplir la promesa de nuestro Presidente de la República, de no tener animales en exhibición, también tomamos en cuenta la calidad de vida que queremos darles hasta que cumplan con su ciclo natural de vida”, explicó el titular de la entidad.
Y es que este nuevo hogar es 40 veces más grande del que ellas ocupaban en el ex-zoológico, brindándoles así espacios idóneos para su comportamiento y cumpliendo con una de las libertades que debe tener cualquier espécimen, según las normativas internacionales de bienestar animal.
Alejandro López, médico veterinario y coordinador de la Unidad de Animales Silvestres, explicó que el primer paso que dio esta entidad de Gobierno, para una inmediata comodidad, fue la reubicación de las aves a un espacio con cuerpos de agua más grandes, brindando un remanso para este grupo que pasó décadas en un área de concreto y solo con cuencos de agua para su hidratación.
Este puntual cambio estuvo acompañado por un monitoreo constante porque todos estos pájaros silvestres y de granja podían no congeniar al momento de unirlos; sin embargo, López indicó que tuvieron resultados positivos, ya que en ningún momento se agredieron.
López, quien ha liderado este traslado y cuidado de las más de 100 especies de la colección del ex-zoológico luego de que se asignara a Bienestar Animal el resguardo de ellos el pasado mayo, indicó que por haber vivido en cautiverio estas aves no vuelan, reduciendo las posibilidades de que se marchen de este nuevo lugar asignado.
“Por ser patos criados en cautiverio no vuelan. Los pichiches se mantienen en manada y acostumbrados a que se les dé de comer. Uno de los pelícanos no puede volar porque llegó por traumas, entre los otros dos pelícanos hay una simbiosis y están acostumbrados a estar libres, en su momento decidirán si quieren irse o no, pues si uno se mueve, el otro también lo hará”, comentó López en torno al comportamiento de algunos de los ejemplares movilizados.
Esta importante acción es el inicio de un proceso complejo y dilatado, según el equipo veterinario, que ha incluido capacitaciones con expertos extranjeros en vida silvestre de Guatemala y México.
También la búsqueda y exploración de zonas, santuarios o recintos donde otros ejemplares puedan residir, convenios para su traslado, entre otras acciones. Y con ello se evidencia el compromiso por brindarles la mayor estabilidad posible, así como un ciclo de vida digno a todas las especies que habitan el ex-Parque Zoológico Nacional.
Tecnología para mejoras
Reubicar a 39 aves también significó el uso de microchips, una tecnología de conservación implementada para monitorear a las especies, pues contiene información de sus características genéticas, biológicas, estado de salud y tratamientos médicos a los que han estado sometido, que permiten hacer un seguimiento a su vida y nuevas costumbres.
Estos dispositivos fueron colocados de manera subcutánea en las aves, para llevar un número de serie correspondiente a cada especie y luego tener información más puntual de cada animal trasladado.
“Una liberación significa también continuidad, que den alimentación y que estén bien de salud, que donde van sea más confortable que de dónde venían. Y los microchips podrán ayudarnos para vigilar parte de su cuadros clínicos y características”, indicó López, asegurando así que este cambio no indica una desatención por parte de Bienestar Animal a este grupo que deja el ex-zoológico.
El presidente del instituto y López aseguraron que las reubicaciones continuarán, siempre y cuando estén apegadas a protocolos que protejan a los ejemplares, cumpliendo así el bienestar animal.
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